23 de septiembre de 2006

Nueve (posibilidades de husmear en las) vidas (ajenas)

Si una palabra puede hablar mejor que ninguna otra de esta nueva película de Rodrigo García (Bogotá, 1958) es intensidad. Las nueve historias que se nos cuentan, protagonizadas por nueve mujeres, parecen diseñadas con la única finalidad de conmover, conmocionar, emocionar (podría seguir) al espectador. Algunas, por supuesto, lo consiguen más que otras. Incluso puede ser que alguna, como la de la mujer a punto de entrar al quirófano a que le extraigan un pecho (¿o los dos?) pueda parecer incluso prescindible, una pieza menor del rompecabezas, pero la verdad es que esta cinta tiene el poder de llegarnos a las vísceras con unos pocos elementos tomados de la vida y apenas aliños.
Nos encontramos ante una cinta peculiar: lo que podían ser nueve cortos si no fuera porque hay conexiones —leves, levísimas a veces— entre ellos, filmado cada uno en un plano secuencia—¿qué dices? ¿es Dogma?, preguntaba alguien en el patio de butacas, al saberlo. No, no lo es, tranquilos— y centrados cada uno en la vivencia puntual de una mujer: el enfrentamiento con su padre y no sabemos qué oscuros secretos de infania, el encuentro fortuito con un antiguo gran amor en un supermercado, la cita de una madre de familia con su amante en un hotel, la ambigua situación de una adolescente acaso demasiado dependiente de sus padres, la visita de una mujer ya madura a un cementerio... Cada una de ellas está sumida en sus cuitas y peripecias, pero el enemigo común a todas —y de todos nosotros— es el pasado.
García apela a las relaciones más directas: madres-hijas, padres-hijas, parejas; y también a los sentimientos más elementales, aquellos que todos podemos entender bien porque a todos nos conciernen. Esos son los mimbres con los que logra —¡y cómo!— cautivarnos. A pesar de que sus nueve historias no lo son en realidad: son nueve pedazos de vida, nueve posibilidades de husmear en las existencias ajenas, nueve fragmentos, sin principio ni final ni puñetera falta que les hacen de otras tantas experiencias profundamente humanas.
Lo maravilloso de esta película va más allá de lo que vemos y está en todo lo que comprendemos más tarde, en cómo los diálogos quedan martilleando en nuestra memoria en busca de información que casi nunca tenemos, pero que quisiéramos tener. García nos ofrece mucha información para que podamos sospechar cosas, pero no nos cuenta casi nada. Algunos detalles son de una sutileza maravillosa y surgen de una precisa y premeditada voluntad de no caer en lo fácil, en lo explícito. Así, pues, el paseo por el supermercado de Robin Wright Penn después de que supersonaje, Diana, encuentre a su gran amor. Cuántas cosas adivinamos en su estupenda interpretación. La misma tormenta interior (y exterior) que adivinamos en la pareja de Sonia, el personaje de Holly Hunter. Aunque para el final dejo el ramito de frutos rojos que deja Maggie (Glen Close) sobre la tumba, en esa soleada mañana de su visita anual al cementerio. Sin duda está perfecta esa historia para cerrar la película, y deja al espectador aturdido. Ese ramillete de frutos rojos concentra todo lo que Rodrigo García ha conseguido en esta película, que no es poco: la emoción, la elegancia, la inteligencia y la sutileza. Un regalo para todos nosotros.

FICHA TÉCNICA

Dirección y guión: Rodrigo García. País: USA. Año: 2005. Duración: 114 min. Género: Drama. Interpretación: Kathy Baker (Camille), Amy Brenneman (Lorna), Elpidia Carrillo (Sandra), Glenn Close (Maggie), Stephen Dillane (Martin), Dakota Fanning (Maria), William Fichtner (Andrew), Lisa Gay Hamilton (Holly), Holly Hunter (Sonia), Jason Isaacs (Damian), Joe Mantegna (Richard), Molly Parker (Lisa), Sissy Spacek (Ruth), Robin Wright Penn (Diana).
Producción: Julie Lynn. Producción ejecutiva: Alejandro González Iñárritu. Música: Edward Shearmur. Fotografía: Xavier Pérez Grobet. Montaje: Andrea Folprecht. Diseño de producción: Courtney Jackson. Vestuario: Maria Tortu. Estreno en USA: 14 Octubre 2005. Estreno en España: 22 Septiembre 2006.

1 comentario:

Anónimo dijo...

"Cosas que diría con sólo mirarla" es una película fantástica, la verdad. Con sus bajos y altos, eso sí, pero muy bien escrita y dirigida. Y sólo por ver la historia de la mujer y el hombre enano ya vale lapena.