28 de diciembre de 2009

Un amigo en Facebook me propone una idiotez


Me escribe alguien llamado Toni, que se hace llamar editor, para hacerme "una propuesta de autoedición". Me dice que contacta conmigo porque "nos hemos conocido en Facebook" y a continuación me explica que la autoedición es "para muchos escritores al principio la única vía de llegar a ser leído y conocido". Y añade: "Puede que nunca te lo hayas planteado, estés en proceso, o incluso ya hayas editado. Si te interesa lo que te propongo, puedes ponerte en contacto conmigo. Te haré llegar el proceso de edición, y también según las características de tu obra, un presupuesto bastante aproximado de sus costes. Todo esto no tiene ningún compromiso por tu parte, ya que solo te estás informando. Si una vez conocido el presupuesto, decides tirar adelante la idea, te haré llegar la información necesaria para que te pongas en contacto con la editorial, por si necesitas aclarar algún tipo de duda".
No voy a contestar a mi amigo en Facebook Toni. Me sorprende tal acto de contención viniendo de mí, y lo considero una prueba de que, al contrario de lo que cantaba mi admirado José Alfredo Jiménez, algo me han enseñado los años. A no llevarme berrinches por idioteces ajenas, por ejemplo.
Porque yo, ya lo he dicho en otras ocasiones, considero la autoedición un lamentable error, un camino equivocado. Es mentira: no se llega a los lectores con un libro autoeditado. La distribución es un bosque infranqueable incluso para editores muy consolidados. No digamos para los pequeños empresarios de la impresión que pretenden hacer negocio con la ilusión ajena, y que una vez se encuentran con un montón de libros en las manos no saben qué hacer con ellos. Los casos que conozco de libros autoeditados son distribuidos penosamente por sus autores de librería en librería y en cada estación de este via crucis horrible deben soportar el ceño arrugado de unos libreros que también ven con malos ojos este tipo de libros de propio cuño.
Por no hablar de lo que significa pagar por editar un libro propio. Es como si el médico nos remunerara por dejarle que nos ausculte. Como si al subir al autobús el amable conductor nos diera dinero por ocupar un lugar de su vehículo. Como si al terminar la terapia, el psicólogo nos entregara cincuenta euros y nos diera las gracias por contarle nuestras miserias. Es el mundo al revés.
De modo que no, por el momento no estoy interesada en autoeditar mi obra, amigo Toni. Hace ya algunos años que no soy una escritora que comienza, pero cuando lo fui, jamás me planteé tal cosa. Tanteé otras vías, y no todas eran buenas ni todas me salieron bien. Un pequeño editor me salió rana, algún premio insignificante me catapultó hasta las páginas de los libros colectivos (qué ilusión cuando vi por primera vez mi nombre impreso en el encabezamiento de un cuento, el sexto de un conjunto de diez), quedé entre los diez finalistas del Premio Herralde con un libro que jamás salió del cajón y que un editor al que respeto y admiro encontró "demasiado experimental", encajé negativas de una docena de editores con deportividad suma y desilusión máxima, pero de todo ello aprendí mucho mientras no dejaba de escribir. Hasta que los premios me descubrieron. Fue lel Ciudad de Alcalá de Narrativa el que me permitió considerarme escritora por primera vez en mi vida. Otro error: no era menos escritora antes de publicar, sólo era más insegura. Tampoco lo soy más ahora que tengo varias decenas de títulos en mi bibliografía, y que todos los días me repito a mí misma la suerte que tengo por dedicar mi vida entera a aquello que más me gusta. Soy la de siempre: temo mucho, me equivoco constantemente y todavía me llevo berrinches por lo que considero injusto, indigno o poco respuetuoso con algo que yo amo tanto, como la Literatura. Por eso estoy escribiendo esta entrada, porque en el fondo creo que debo contradecir lo que he dicho hace un rato y ser consciente de que estoy, en primer lugar, contestando a Toni, mi amigo en Facebook y, en segundo, que tenía razón José Alfredo Jiménez, y en realidad, nada me han enseñado los años, y soy la misma enfadona-visceral-hiperestésica-que-no-piensa de siempre.

La imagen de hoy es de Maderuelo, de Flickr

5 comentarios:

Begoña Argallo dijo...

Es el día de los inocentes, y creo que esa propuesta es una inocentada, no tendría sentido alguno en tu caso, la verdad.
Para quienes seguimos este blog es muy instructivo todo lo que dices. Nos recuerda que lo importante de verdad es escribir. Y que en ocasiones se consiguen los sueños. Sólo hay que entrar en una librería y mirar hacia los lados para saberlo. No es sencillo, pero en ocasiones se consiguen. Y no hay atajos, lo dijo Almudena Grandes en la radio una vez, la gente le decía qué suerte por un premio que había ganado. Y ella respondió, eso a lo que la gente llama suerte, es trabajo.
Saludos

Lord Ghoultiérrez dijo...

Bueno, sea una inocentada o no, el texto vale la pena. Sobre todo para muchos escritorzuelos principiantes -entre los que me incluyo- que manda sus paridas a algún que otro concurso, que sueña con publicar algún día y que ya ha barajado alguna vez en estos años eso de la autoedición. Por suerte me echaba un poco para atrás el tema, y con entradas como esta me siento mucho más reafirmado en ello. Casi que mejor publicar gratis por Internet antes que perder dinero de esta manera.


Gracias Care!!

Cristina Puig dijo...

Hola Care,

Es curioso, me acaba de llegar el mismo mensaje del Sr. Toni. Soy una escritora novel y aún no he respondido a su propuesta.

Tengo claro que es muy difícil que publiquen la primera novela a alguien que empieza pero Ediciones Parra (una editorial de reciente creación) acaba de publicar mi primera compilación de relatos y no pierdo la esperanza de que alguna editorial en un futuro apueste por la novela que estoy terminado de escribir. Aunque me tiren al suelo 100 editoriales o más, lucharé por lograrlo.
Gracias por compartir tu mensaje con nosotros, me ha servido de mucho. Ahora voy a contestar al Sr. Toni.

Un saludo y feliz entrada de 2010!

Irma dijo...

Yo tampoco creo que esa sea una buena solución para publicar. Además de porque cuesta mucho, no llegas al público, porque auto-publicitarte no es tan fácil, y competir con las grandes editoriales y su mega-publicidad es todo un reto que quien se atreve a llevar a cabo, la mayoría de las veces, cae en picado hacia un oscuro agujero.

Así que totalmente de acuerdo contigo, Care ;)

Leara Martell dijo...

El señor Toni acaba de hacerme el suculento ofrecimiento. ¡Qué afortunada soy!

Yo creo que se tiene que dedicar a ir blog por blog viendo quién escribe y quién no, porque vaya...

Yo ya tengo mi bonita editorial y por ahora no precisaré de su propuesta!

Más afortunada aún!